La radiación infrarroja es una forma de energía electromagnética que se sitúa entre la luz visible y las microondas en el espectro electromagnético. Aunque es invisible al ojo humano, puede ser detectada como calor. Esta radiación juega un papel fundamental en múltiples tecnologías y fenómenos naturales.
Se divide en diferentes regiones del espectro según su longitud de onda: infrarrojo cercano, medio y lejano. Cada una de estas tiene características y usos específicos.
La radiación infrarroja tiene diversas aplicaciones prácticas en campos como:
Según la longitud de onda, se clasifica en:
La radiación infrarroja fue descubierta en 1800 por el astrónomo William Herschel. Al utilizar un prisma para descomponer la luz solar, notó que más allá del color rojo la temperatura seguía aumentando. Esto lo llevó a identificar un tipo de radiación invisible: el infrarrojo.
La radiación infrarroja es esencial para el desarrollo de tecnologías modernas. Su capacidad de detectar calor permite avances en vigilancia, diagnóstico médico, estudios climáticos y automatización industrial. Además, su uso en sensores y sistemas inteligentes es clave en la evolución del Internet de las cosas (IoT) y la inteligencia artificial.